aparcamiento grande de camiones junto a la calle Víctor Romanos; vuelta en SCAR
a pasito lento y con bastones, que andaba yo con lumbalgia
por el tramo de camino
en la entrada al sendero barandillado
con algo de sombra de pinos y ribazo
¡hombre! un gilipollas dejando constancia de su existencia en el muro exterior del túnel
en el 2017 no habían llegado hasta allí
entre las mesas que dan al Ebro, mucha mierda también; y encima el Ebro de color marrón
varios ciclistas, entre ellos la clarinetista Maite, nos alegraron el paso de vuelta por el túnel
¡y un tren...! (que por cierto, iba a paso de locomotora de vapor siglo XIX)
muchas viñas llenas de hierbas y algunas incluso abandonadas... (esto no se veía así hace pocos años)
chabisque tipo Arquitectura Viva
a la entrada a Fuenmayor una niña nos dio una buena alegría con su puesto de venta de piritas de Navajún; le compramos cuatro de las pequeñas por 1€ (!)