lunes, 20 de enero de 2014

9. CAMINO AL CALVARIO. BARICHARA (Santander, Colombia)



El arte vespertino del paseo deporte en Barichara (Santander, Colombia) consiste en acertar con la hora de salida y la distancia a recorrer. La tarde es cortísima. Empieza a eso de las cuatro y media cuando aún pica el sol y acaba a las seis en punto cuando se mete el sol y se hace rápidamente de noche. 


El sábado 28 de diciembre del 2013 decidimos pasear hacia el sur por el camino a Cabrera. Como Google Earth no tiene apenas definición en las fotos de la zona, fuimos a ciegas. Por si esto fuera poco, se nos olvidó poner el Endomondo. No hay track esta vez pero para hacernos una idea pongo un mapita. Lo que google entiende por carretera a Cabrera no es más que un camino que empieza en el llamado Puente Grande justo debajo del pueblo. 


El camino pasa después  por la zona deportiva del pueblo y serpentea por entre tapias llegando a estar empedrado en los tramos más inclinados. Algunos tipos oscuros con los que nos cruzamos no siempre te saludan o miran amistosamente. La diferencia entre el campesino y el turista nos hace revivir la del indio y el conquistador. 


Teresa llegando al pequeño collado de las tres cruces donde habíamos fijado la meta del paseo. Desde allí se podía obtener una vista muy bonita del pueblo (foto de inicio del post)


En el regreso estuvimos más atentos a la vegetación, los detalles y a hacer fotos. Teresa, por ejemplo, consiguió esta impresionante imagen de una pareja en moto que llevaban a un recién nacido en brazos. Los tramos de tierra parecen transitables pero de vez en cuando había zonas de baches muy malas.


Aunque eso no era nada comparado con el peligro para la moto de las zonas empinadas y empedradas:


Del calor de la tarde da cuenta el sudor de mi camiseta. Y por si eso fuera poco, la subida a Barichara desde el Puente Grande es un repechito de narices. Al fondo a la izquierda, uno de los barrios en los que no parece obligatorio seguir los patrones coloniales de edificación:


De punto rojo a punto rojo, es decir, desde casa (o la plaza) hasta el Calvario, ida y vuelta, haríamos unos 5 estupendos kilómetros. 



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