El diseño del parque del Ebro de 1984 consistió básicamente en la división del mismo en dos zonas: una alta protegida de las inundaciones por un muro en escollera, y otra más baja dejada a la suerte de las dos o tres crecidas anuales que lo arrasan y ensucian de barro, maderos y todo lo que acarrea el río.
Al principio de la primavera la gente es remisa a entrar pero entre alguna labor de desbroce realizada por alguna institución oficial y la espontánea invasión de los paseantes de perros, cuando llega el otoño resulta mucho más atractivo pasear por los senderos de la zona inundable que por los caminos de tierra o baldosa de la parte más urbana.
entre otras cosas, porque puedes llegar hasta el borde del río
y ver de frente el antiguo matadero enmarcado por el tremendo bloque de viviendas de los obreros de las Franco Españolas.
sentirte explorador
recorrer incipientes senderos que a veces no llevan a ninguna parte
o aparecer en lo que debió de ser una fallida gran hoguera para intentar quemar la madera de la última riada
llegando a la pasarela se abre un pequeño claro
que permite ver el torpe y pretencioso diseño de la misma
mejor pues recrearse en los colores del otoño
De cuando la zona inundable era una amplia pradera
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